RAZZMATAZZ, A LOS PIES DE ALVARO DIAZ CON “SAYONARA”

Fotografía realizada íntegramente por nuestro compañero @alexxpossure

El pasado 23 de abril, la emblemática sala Razzmatazz de Barcelona vibró como pocas veces. No solo era el cierre del tour en España de Álvaro Díaz, sino también era la primera vez que el artista puertorriqueño se presentaba en la ciudad, y lo hizo con un “sold out” que dejó huella.

Desde media hora antes del inicio, el público ya coreaba impaciente “¡Alvarito!”, marcando el tono de lo que sería una noche de pura entrega. La encargada de abrir la noche fue la artista Nina Mínguez, que preparó el terreno con sensibilidad y sentimiento, el público se fundió en uno con “Ya no te hago falta”.

El concierto arrancó con fuerza con “Te vi en mis pesadillas” y “Final Fantasy”, y desde ese momento, no hubo pausa que enfriara la energía. Cada canción fue un himno compartido. No había ninguna canción que el público no se supiese, Álvaro no tardó en devolver ese cariño:

 “Jamás se va a olvidar, este es mi primer show en Barcelona. Mirándoos por encima, sé que sois como yo, y les encanta el «problemón».”

 

Pero este no fue un simple concierto: fue un viaje. A través de un impecable trabajo visual y sonoro, Álvaro Díaz construyó una experiencia conceptual guiada por Sita, una voz robótica que, como una narradora futurista, lo acompañaba a lo largo de los diferentes capítulos de una historia de ruptura. Todo el show estaba dividido por etapas: el planteamiento del mundo que se creó en su álbum “Felicilandia”, hasta el desarrollo y el inevitable “Sayonara”.

“Kawa”, una de las favoritas del público y del propio artista, fue coreada a todo pulmón. El clímax llegó cuando, coincidiendo con la festividad catalana de Sant Jordi, Díaz lanzó rosas al público.

El broche final lo puso conYoko”, que prácticamente fue el propio público quiénes la cantaron por él, antes de desaparecer entre luces, el artista se dirigió una última vez a su audiencia:

 

 “Gracias por tanto amor, espero que aunque sea un ratito hayan encontrado “Felicilandia”, y el que no, como yo, haya aprendido a decir “Sayonara”.

 

Así, con un “Sayonara” que sonó más a “hasta pronto”, Álvaro Díaz cerró su paso por España. Y Barcelona, seguro, ya espera su regreso.

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