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Balenciaga se juega su reputación: menores, peluches y bondage

Desde que la firma, originalmente española, fichó por Demna Gvasalia, entonces portavoz del colectivo de artistas Vêtements, se han ido sucediendo las polémicas y alborotos, os damos los detalles del último.

Suponemos que habrá llegado a vuestros oídos que la última campaña de Balenciaga ha levantado ampollas. En ella aparecen niños acompañados de peluches con indumentarias BDSM (o también bondage) lo que ha hecho saltar todas las alarmas de la sociedad en favor de la protección del menor o las ideas contrarias a la hipersexualización de la infancia. 

La marca automáticamente retiró la campaña, pidió perdón y explicó las medidas que va a tomar para que esto no vuelva a suceder. La cosa no acaba aquí, hace tan solo unas horas el fotógrafo de la campaña, el italiano Gabriele Galimberti, el cual se desvincula totalmente de la dirección creativa, ha dicho que está recibiendo amenazas de muerte.

Este hecho también ha contribuido a que su última musa, Kim Kardashian, haya también empezado a barajar la posibilidad de finalizar su colaboración con la casa de moda.

Es llamativo cómo una marca que empezó siendo el uniforme de los aristócratas y realeza españoles, de cortes rectos e intransigentes, se haya convertido en un referente de la moda moderna y actual, llevando la voz cantante a la hora de marcar tendencia.

Demna Gvasalia no baraja dimitir, después de haber comercializado una copia de la bolsa de Ikea, usar como eje de una colección los colores fosforitos como las señales de peligro en la carretera y piezas que nos recuerdan más a trabajadores del sector limpieza que a celebrities… ¿Qué será lo siguiente? Estaremos atentos para contároslo.