Hablamos con el incombustible DJ y productor catalán, Coyu. Considerado como uno de los estandartes nacionales dentro del panorama electrónico internacional, analiza con nosotros cómo está viviendo sus días de confinamiento, la situación actual que atraviesa el “mundo Suara” y nos confiesa su particular visión acerca de las distintas culturas musicales de los países que los que ha podido actuar.
¿Qué tal Coyu?
Bien, la verdad es que es una situación diferente, inesperada. Cada día es una aventura. Hay días en los que estás emocionalmente fuerte y super animado, y otros en los que te sientes mucho más flojo y no tienes ganas de prácticamente nada y que lo ves todo un poco más negro. No sufro tanto por mi faceta como deejay, sino por la tienda, la fundación y todos los gastos y empleados que tenemos a nuestro cargo. Al haber muchos gastos y pocos ingresos no sabremos si a la larga podremos continuar con el proyecto al que hemos dedicado tanta energía.
¿En qué estabas inmerso antes de que llegase esta situación?
Bueno, ahora tengo en marcha un par de proyectos paralelos fuera de Coyu, en donde editaré música diferente a la que estaba editando. Se trata de proyectos que ya estaban en marcha y que durante este tiempo he podido seguir trabajando. Por un lado, el primer trabajo estará enfocado a la música más melódica con un punto más electro e indie (que saldrá en Kompakt de Michael Mayer). Y por el otro, algo más divertido y basado en la música disco, house y funky (saldrá en Trick de Patrick Topping). En los últimos años he estado trabajando en un sonido mucho más duro y agresivo que la música que comentaba anteriormente. Si hay momento para hacer cosas diferentes, es ahora.
¿Cómo fueron tus inicios en el techno?
Empecé a escuchar música electrónica desde joven. A los 15 años me descargué el Virtual DJ y empecé a hacer mis pinitos. Luego ya fui afinando un poco más mi gusto y cuando cumplí 18 años empecé a salir todos los viernes y sábados principalmente a la Sala Apolo. Comencé a comprar discos y también a trabajar en Iberia descargando camiones para poder comprarme unos platos y una mesa. A partir de ese momento crecí como artista y estuve muy involucrado en la escena de la ciudad. Trabajé en muchos puestos como periodista digital en la revista TRAX y en Deejay. También como booking agent para una agencia local, hice radio y trabajé además como promotor. Hice todo lo que pude para estar dentro de la escena, para empaparme, para tener mayor conocimiento y de esa forma poder conocer cómo se trabaja dentro de la música. Mis primeros bolos fueron con veintiún años coincidiendo con el lanzamiento de mi primer sello Atypical Farm, al año siguiente nació Suara, y poco después edite mi gran hit “El baile alemán” en 2009, y a partir de ahí todo cambió, empecé a girar por todo el mundo y a ser un artista internacional, y hasta ahora.
¿Fue ese tema, el de “El baile alemán”, tu punto de inflexión?
Sí, ese tema fue el que hizo que mi carrera internacional despegara. Yo hasta entonces no había editado prácticamente música. La parte de producción no era la que más me interesaba por entonces. Pasé de pinchar pocas veces por España a hacerlo por todas las partes del mundo. Fue un boom muy grande porque se convirtió en el tema más vendido de Beatport ese año. Lo pinchó absolutamente todo el mundo ese verano. También editamos varias cosas que funcionaron muy bien, tanto yo en particular, como con Uner y Edu Imbernon. En esa época nos quería editar todo el mundo.
¿En qué artistas te fijaste cuando empezaste?
Bueno, siempre digo lo mismo, porque realmente solo ha habido uno que realmente fuese un referente para mi, y es Laurent Garnier. Como artista global, si indagas en su carrera tiene temas espectaculares y álbumes conceptuales, aunque, no se, siempre me fijé en él.
Me han gustado géneros diferentes, no solo el house, ni el techno, sino también otros como el drum & bass, electro, trip-hop y hip-hop experimental entre otros muchos. Siempre he sido una persona a la que le ha gustado mucho indagar dentro de la música buscando cosas que no todos conocen y nunca en un género en concreto. Hoy en día el ser ecléctico se penaliza. Yo siempre he intentado ser un pequeño Garnier, pero nunca lo he conseguido. La gente tiene menos tiempo, todo va mucho más rápido y no disfrutan escuchando sesiones en las que a mitad de la sesión cambia el ritmo. Eso es algo que viene de los noventa y que ya no se lleva.
¿En qué género o sonido se clasificaría Coyu?
Es complicado. Yo soy un artista que no tiene un sonido fijo y el hecho de que te gusten otros géneros diferentes y no tengas un sonido definido, penaliza. Por ejemplo, el propio Edu Imbernon lleva 8 o 9 años con un sonido muy claro y definido, por el que él ha apostado siempre y ya puede estar actuando en un festival de hard techno, que si él tiene que pinchar, va a pinchar lo suyo. Yo en cambio, si a mi me ponen en un Dekmantel pinchando después de un artista electro, pues yo voy a pinchar electro, si me ponen en uno de house, pues voy a pinchar house, porque a mi me gusta de todo, y el ser ecléctico penaliza. A no ser que seas Laurent Garnier o Sven Vath.
Lo que sí es cierto es que ahora estoy en un momento de mi vida en el que estoy intentando que mi perfil vaya enfocado más hacia el techno. Primero porque me apetece, y aunque haya proyectos paralelos, me gustaría estar relacionado con un techno más underground.
Eres uno de nuestros artistas más internacionales y has actuado por diferentes escenarios en todo el mundo. ¿Ha habido alguno que te haya impactado especialmente?
Sí. Recuerdo la primera vez que toque en Israel (Tel-Aviv), me sorprendió muchísimo el aire de necesidad de libertad que sentía la gente en los clubs, parecía más Berghain que realmente Israel. Supongo que como viven en una situación muy complicada en el que, obviamente tienen a Palestina al lado y políticamente muchos deben estar en contra de su gobierno, tiene que haber una mezcla de pensar en saber si vas a estar vivo al día siguiente, entonces vamos a darlo todo. Y eso que yo soy muy propalestino y me cuesta estar actuando en un sitio en el que el gobierno reprime de esa manera a otro pueblo. Pero si que me sorprendió muchísimo las ganas de fiesta que hay en Israel. Sitios en los que también me gusta actuar, pues Argentina. Es un país en el que siento una energía super especial. Los argentinos son muy pasionales en todo (fútbol, música y en la vida). Tengo una fanbase muy importante y cada vez que voy a Buenos Aires se hace soldout, y me gusta que el argentino llegue pronto a la fiesta y se vaya a casa con el último tema. Siempre el club está lleno. Otro país en el que me siento como en casa es Colombia. Existe una energía super positiva en torno a la música, el público también es muy pasional, y me siento súper cómodo e identificado con el pueblo colombiano. También hay países que te sorprenden con una escena pequeña y que te dices “cómo puede ser que aquí el techno funcione”. Por ejemplo, no hace mucho, por estas fechas estuve el año pasado en Montenegro. Es el país más pobre de la zona junto a Albania y las ganas que tienen de techno y cómo lo viven, la verdad es que es muy sorprendente sabiendo que tienen una situación económica y sociopolítica tan complicada. A veces uno piensa, en Berlín o en Londres es donde hay la mejor fiesta, y a veces no hace falta irte a esas ciudades. Hay otros sitios donde a lo mejor la gente no tiene tanta cultura como pueden tener en las grandes ciudades, pero la pasión y la emoción que ponen, superan el hecho de que el público tenga más o menos conocimiento.
¿Cómo surgió el proyecto Suara y todo lo que engloba?
En julio de 2008 editamos la primera release del sello. Suara era algo así como un subsello de Atypical Farm que era techno más serio y quería tener otro sello en el que poder editar música un poco más “vendible” y “menos seria”. Por aquel entonces el minimal era lo que estaba de moda y empezamos a editar este tipo de música en Suara con artistas como Gary Beck o Uto Karem, y bueno, poco a poco el sello fue creciendo. Dejamos de editar minimal y empezamos a editar un poco más house. El sello fue creciendo y creciendo. Empezamos a ser sello multigénero en el que necesitábamos un poquito de todo y llegamos a la conclusión de que no tenía sentido continuar con Atypical Farm ya que Suara lo había adelantado claramente y se había convertido en un sello importante.
¿Y cómo llegó Suara a abarcar tantos como una fundación, tienda, marca de ropa…?
La fundación nació en 2011, no había veterinaria felina (enfocada en los gatos), y con mi novia empezamos este proyecto que era un poco devolver a los gatos el amor que nos habían dado, ya que el sello, la gente lo denominaba como “el sello de los gatos”, y queríamos apoyarles de alguna manera y lo hicimos a través de la fundación. Posteriormente en 2013 nació Suara Store como tienda online, ya que a la gente le gustaba mucho los diseños que hacíamos en las portadas. Ya en 2016 es cuando dimos el paso a tener tienda física propia, situada en El Born (Barcelona) y que es un establecimiento doble. Abajo tenemos la tienda de ropa, donde vendemos nuestros productos de Suara Store que es un proyecto de moda sostenible y lo más kilómetro 0 posibles, y arriba tenemos la Cat House, que es el espacio donde tenemos a los gatos que ya son adoptables. La gente puede venir a echar un rato y si se enamora de alguno de los gatos, llegar a adoptarlo. Poco a poco, el proyecto pasó de ser simplemente un sello a algo más global.
¿Siempre habéis cuidado muchísimo la imagen de Suara comunicando y transmitiendo con el diseño independientemente de la música? ¿Cuál es el motivo para que sea tan importante para vosotros?
Bueno, tuve la suerte de que al poco de empezar con Suara (en la release número 11), cambie de diseñador y empecé a trabajar con GaAs, que conocí cuando fui a tocar en un club de Gijón, el era visual jockey del local, nos conocimos, nos caímos bien y cuando decidí hacer el cambio de diseñador le dije que me gustaría que probase en su primera portada a hacer un gato, lo hizo, gustó y a partir de entonces toda la portada de Suara fueron gatos. El artífice de que el diseño de Suara sea lo que es, y tenga ese trato tan cuidado, es de él. No solo hace todas las portadas de los discos, sino que trabaja toda la imagen de la empresa, y se lo debemos a él.
¿Qué sueños te faltan por cumplir dentro de la escena?
Bueno, más que sueños me gustaría seguir creciendo y dar un pasito adelante. Realmente es una escena complicada en la que es muy difícil hacer un salto grande como el que hice en su día, se que eso ya no va a volver a ocurrir, y tampoco lo pretendo. No hago música buscando el hit, y eso hace que sea complicado el crecer. Lo que me gustaría es mantenerme, seguir creciendo como artista, dar los pasos correctos en la dirección adecuada para poder mantenerme haciendo lo que me gusta el máximo tiempo posible, obviamente, siempre buscando el crecimiento tanto personal como laboral. Seguramente, el hecho de poder crecer a nivel nacional es una de las cosas que sí me gustaría. En España no solemos apoyar mucho el producto local. Yo veo la escena inglesa y el 80% de los seguidores de los artistas son locales. En cambio en España, mis seguidores a lo mejor son un 10%. Tengo más seguidores en otros países que aquí. Le pasa prácticamente a todos los artistas menos a alguno contado como a lo mejor Andrés Campo, que es un producto muy nacional y que ahora está creciendo muchísimo. En España tenemos que ser muy conocidos fuera para que la gente nos apoye. Tanto los promotores como el público. No obstante me siento querido por mucha gente de aquí y en Barcelona o en Madrid suelo llenar, pero me gustaría poder actuar más en el sur, norte, levante o en las islas.
¿Qué aficiones tiene coyu fuera de la música?
Me gusta mucho el fútbol, soy catalán y del Real Madrid, tengo esa peculiaridad. Soy muy futbolero y me gusta mucho saber sobre fútbol internacional, me gusta mucho la gestión de un equipo de fútbol. Soy un aficionado a un videojuego que se llama Fútbol Manager, me gusta leer fútbol, compró todos los meses la revista Panenka, veo todos los partidos que puedo, de todo tipo, hasta cuando dan estos torneos de alevines, me los veo, me veo todo lo que puedo. Obviamente me gusta el cine, veo muchas series pero si tuviera que decir un hobbie principal, es el fútbol.
¿Cómo estabas viendo nuestra escena, y cómo crees que evolucionará después de esto?
Yo creo que tenemos una escena de artistas muy importante, la mejor de nuestra historia. Nunca ha habido tantos artistas con tanta relevancia a nivel internacional. No obstante, la escena de clubs, yo creo que deja mucho que desear, y es un poco culpa de varias circunstancias. Teníamos una escena de clubs que estaba muy enfocada en los clubs de fuera de las ciudades como Fabrik, Barraca o Florida y cuando empezaron a ponerse duros con los controles de alcoholemia y controles de drogas, ahí esos clubs empezaron a flojear y hoy en día muy pocos han sobrevivido y lo hacen a lo mejor con una fiesta al mes o una cada dos semanas. Por otro lado nuestras ciudades no están del todo equipadas para poder tener clubs en el centro de la ciudad. Barcelona igual se salva y Madrid ahora está empezando a tener un poco de cuidado con el tema del sonido, pero el resto de nuestras ciudades no están del todo equipadas para tener clubs con un sonido importante. Además la juventud cada vez está menos involucrada en el techno y está más interesada en otros géneros lo que hace que nuestra escena en relación a otros países sea un poco deficiente.
Y con lo que viene, sinceramente, veo la situación muy complicada. Es muy posible que los artistas volvamos a una escena muy local en cuanto al principio actuemos en clubs de nuestra ciudades, porque tampoco se como van a limitar el tema del transporte entre ciudades y entre países, así que ve la situación bastante complicada. Nos tendremos que reinventar de alguna forma, y nos tendremos que apoyar los unos a los otros y estar más unidos que nunca entre artistas, promotores, medios, toda la escena en general unirnos para poder tirar esto adelante. A parte vivimos en un país en el que la cultura nunca ha sido apoyada, y no considero que lo vayan a hacer en este momento. Por ejemplo, en Alemania están dando ayudas a los artistas de hasta 8.000€, independientemente del arte que realicen, y eso aquí no va ocurrir. Muchos artistas van a replantearse su carrera y al fin y al cabo todos tenemos que comer, y si no podemos comer de la electrónica, tenemos que comer de otra cosa.
¿Qué próximos planes tienes para el futuro?
Primero, a ver que va a pasar con la tienda y con la fundación, a ver si podemos hacer que sobreviva. Luego como Coyu, lo próximo que viene es un proyecto que se llama Technostalgia que en principio van a ser dos discos en los que voy a editar música techno, pero más enfocada a como yo la viví cuando tenía 18 o 19 años y empezaba con esto. Iré también realizando streamings, haciendo charlas o intentar estar en contacto con la gente realizando también unas tutorías Online. Mi parte va a estar más enfocada al crecimiento del perfil como artista, pero van a estar otros artistas enfocados a producción. Por ejemplo, va a estar Davide Squillace haciendo modulares, Flug va estar haciendo temas más técnicos a nivel de producción. Lo hago con unos chicos de Barcelona que se llaman Bridge48, y a parte también están metidos Eumes que es una universidad que hay en Girona, que es como la primera universidad que hay en España enfocada a la música electrónica. En definitiva, intentar estar activo, con ganas y con ambición para seguir creciendo y poder seguir viviendo de esto y sobre todo seguir con interés por lo que ha sido siempre mi gran pasión que es la música electrónica.
Pues esto ha sido todo, Iván, un placer.
Muy bien, perfecto. Muchas gracias a ti por querer entrevistarme, y nada cualquier cosa que necesites, aquí estamos.