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El legado de Amy Winehouse

Han pasado diez años de aquel fatídico 23 de julio de 2011 en el que el guardaespaldas de Amy Winehouse la encontró muerta en su apartamento, diez años han pasado ya sin su deslumbrante voz. La inestabilidad emocional, las relaciones tóxicas, el abuso de drogas y una vida descontrolada acabaron con su vida tras una excesiva ingesta de alcohol a los 27 años de edad.

Nacida un 14 de septiembre de 1983 en el norte de Londres fue inspirada por las grandes voces del soul y del jazz, escuchaba especialmente a Frank Sinatra, todo ello debido a que se crió en el seno de una familia que tenía una tradición musical jazzística. Pero era contemporánea de su tiempo así que hizo sus primeros pinitos fundando una banda de rap llamada Sweet ‘n’ Sour cuando tenía 10 años de edad.

Tras alguna que otra andadura musical que le sirvió como preparación al mundo profesional de la música publicó su primer álbum en 2003. El álbum se tituló Frank, en honor a Frank Sinatra y tuvo muchísimo éxito llegando a conseguir un disco de platino en el Reino Unido.

Más tarde en 2006, lanza su aclamado Back to Black, disco que después de su muerte fue el más vendido en el Reino Unido del s.XXI y consiguió vender más de 20 millones de copias siendo el séptimo más vendido en todo el mundo. Back to Black también fue galardonado con cinco Grammys. La producción del disco estuvo principalmente a cargo de Mark Ronson incluido el single Back to Black. Es una producción majestuosa, un disco de soul grabado con tecnología de última generación con los mandos a la orden de Mark y la maravillosa voz de Amy Winehouse.

Sus tatuajes contrastaban con su imagen extemporánea de diva del soul de los años 60 con su maquillaje y un peinado estilo colmena típico en las chicas de esa época. Probablemente fue la impulsora en los últimos años del eyeliner tan de moda hoy en día. Su presencia y su forma de cantar eran arrolladoras expresando una gran personalidad. Sin embargo su parte emocional se veía cada vez más frágil. Tal vez se debía a las relaciones tóxicas tanto personales como profesionales o a su cada vez más descontrolada afición al alcohol y a las drogas duras. Su adicción era tal que tuvo que firmar un documento con Islan Records en el que se comprometía a desintoxicarse antes de presentarse a los Grammy. Por un tiempo en 2009, se retiró a la isla del Caribe Santa Lucía para dejar las drogas. Ese periodo lo aprovechó para trabajar en nuevas canciones con el productor Salaam Remi.

Pero sus recaídas eran constantes y no conseguía salir del círculo vicioso. Pasó por etapas de bulimia y de antidepresivos. En los últimos conciertos no parecía estar en condiciones de mantener una actuación. Aún así trataba de cumplir sus compromisos a pesar de todo, motivo por el cual llegaba a subir a los escenarios con total evidencia de ebriedad y aspecto desgarbado.

Esa personalidad autodestructiva la llevó a ingerir grandes cantidades de alcohol en su apartamento de Londres. Su guardaespaldas forzó la puerta y la encontró sin vida un fatídico 23 de julio de 2011. Amy entró así en el llamado club de los 27 una especie de club infame formado por artistas que murieron a la edad de los 27 años entre cuyos miembros se encontrarían Robert Johnson, Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain y ahora Amy Winehouse.

Tuvo una carrera intensa pero desgraciadamente corta, repleta de altibajos emocionales y grandes éxitos profesionales. Se movía como pez en el agua en los grandes festivales como el de Lollapalooza Chicago, Glastonbury, Coachella o Benicassim.

Su carrera profesional duró desde el 2003 al 2011 y nos dejó con dos discos maravillosos en el que pudo hacer alarde de su voz y de un talante único y majestuoso posicionándose como artista a la misma altura de las divas del soul como Aretha Franklin, Nina Simone o Fontella Bass.