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La necesidad de que los festivales sean sostenibles cada vez más presente

Llega el verano post covid y con él los festivales a lo grande, sin restricciones, donde miles de personas se darán cita para bailar y disfrutar pero también para generar residuos. Sabemos que lo sostenible y ecológico lleva unos años en auge, podemos decir que reciclar ahora es trendy, y desde luego una buena causa nunca viene mal que se ponga de moda pero hay gente que lleva años preocupandose por este asunto advirtiendo la importancia de sus nefastas consecuencias si no lo tomamos en serio.

En el sector musical los festivales tienen un papel fundamental para poner su granito de arena ya que la sostenibilidad en un macroevento puede ayudar bastante en el área en el que se desarrolla. 

Si pensamos en festivales donde prime la naturaleza y sea en un espacio de plena comunión con la pachamama desde luego en el top tenemos el Burning Man cuyo lema es «leave no trace» (algo así como no dejes rastro o huella, que no se note que has estado ahí) sin embargo solo los gases que desprende la pira de fuego que se quema generan 49 toneladas de gases efecto invernadero.

Esto nos lleva a plantear otra cuestión, ¿Es posible que un festival grande sea ecológico? Si pensamos solo en el impacto que genera el que miles de personas se desplacen, o traer a los artistas del otro lado del continente ya vamos mal. Desde luego, los peces gordos de la industria son los que tienen los medios para poner remedio y medios a estos males pero parece que son más bien los festivales más indies los que se preocupan por estos temas.

He podido hablar con Felix Beltrán, uno de los cofundadores de Paral·lel y fundadores de Mostra, dos de los festivales independientes que más se preocupan por estos temas. Él mismo me explicaba cómo desde la organización se pueden tomar acciones que favorezcan el entorno y minimicen el impacto negativo que puede tener un evento de este tipo.

Desde hacer que el festival sea local, tanto en productos como en artistas y así favorecer una economía circular, social y cooperativa, hacer uso de una Green Tax (una tasa a pagar para aquellos que se desplacen en vehículo privado para darle push al uso de las lanzaderas que facilitan los festivales o transporte público), hasta estar siempre al día, en constante formación y contacto con colectivos como Re Root o DJs For Climate Action que ayudan a que las figuras de los Green Embassador de los festivales puedan implementar este tipo medidas, como me comentaba Felix.  

En Barcelona tenemos más ejemplos además de los dos anteriores, como el DGTL que eliminó la carne o reutiliza la orina como fertilizante que después se dona a agricultores locales.

En Dinamarca tenemos el NORTH SIDE donde existe la figura de los Trash Talkers que se encargan de ayudar a la gente a gestionar sus residuos, es imposible llegar en transporte privado y han conseguido reciclar un 77% de toda su basura.

En Inglaterra tenemos el Shambala donde toda su energía es de fuentes renovables y se reutilizan los residuos humanos para hacer compost orgánico.

¿Te sabes alguno más? Cuéntanos.