El comentario más viral que surge en cualquier conversación respecto a la trayectoria de la industria de moda actual, es la velocidad fugaz con la que avanzamos a lo siguiente. Constante movimiento, nunca se frena, siempre tres pasos por delante. En un contexto de renovación sistemática, los cambios en dirección creativa de múltiples marcas de lujo, ocurridos en las últimas semanas, resultan un cómico acierto de cómo funciona esta industria.
El mercado está evolucionando; las firmas buscan modernizarse y reinventarse en función de las necesidades del consumidor. Las redes sociales – gran responsable de una sociedad con corta capacidad de atención – estallaron con todas las rotaciones en dirección creativa. Son momentos como estos los que aluden a nuestra resistencia por lo desconocido, acompañados de mucha intriga y expectativas sobre las próximas visiones artísticas. La identidad de marca se pone en juego, mientras nos abre la puerta a nuevas narrativas que desafíen los métodos convencionales de diseño. Estos creativos ya nos han demostrado que son capaces de revolucionar no solo una marca, sino también estilos de vida y movimientos enteros. Son pioneros del lujo contemporáneo, dispuestos a romper con lo tradicional.
Las próximas temporadas nos esperan llenas de colecciones debut: Versace con Dario Vitale, Gucci con Demna Gvasalia, Loewe con Jack McCollough y Lázaro Hernández, Bottega Veneta con Louise Trotter, Chanel con Matthieu Blazy, Jil Sander con Simone Bellotti, Margiela con Glenn Martens, y finalmente, el anuncio más reciente, Mugler con Miguel Castro Freitas.
La palabra “cambio” se nos queda corta cuando vemos esta lista. Con millones de ojos puestos sobre ellos, estos diseñadores asumen el liderazgo de firmas con grandes legados. ¿Qué podemos esperar de estas nuevas dinámicas? A ellos les toca experimentar, y a nosotros, esperar.