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Techno, de ser repudiado a ser amado, ¿beneficioso o perjudicial para la industria?

Si nos planteamos los orígenes del género y hacemos un ejercicio de memoria para después analizar un poco el panorama actual vemos que ha cambiado bastante, y no la música en sí que, obviamente, ha seguido su evolución natural, si no el contexto socio cultural.

Desde la cuna del techno, en Detroit, llegaba un estilo futurista, rompedor, con la influencia de esa juventud hacinada entre fábricas y que desfogaba en clubs undergrounds. Aún así eran un grupo bastante reducido de oyentes, con una estética muy definida, podríamos decir que una auténtica tribu urbana. Sin embargo, si levantamos la vista ahora, o más bien, abrimos Instagram, los seguidores de estos ritmos alcanzan un abanico gigantesco y es que nos guste o no, ahora mismo, el techno es mainstream. Hasta los festivales más poperos no dudan en cerrar sus grandes noches con techno.

Por una parte, es maravilloso poder disfrutar de tantos festivales con tan buenos artistas, una oferta que cada día crece más y es más variada sin que, por lo general, la calidad decaiga, los hay más puristas, o menos, pero se siguen unas bases. Y esto genera más oportunidad para gente que está empezando en este mundo.

De otra, nos permite que, al alcance de nuestra economía, podamos ver de cerca verdaderos iconos o mitos, hasta a algunos de los que le dieron forma al género, ya que incluso discotecas de nuestra ciudad nos brindan increíbles dj sets.

A la vez, es curioso y extraño, que un género que antes levantaba tantas ampollas, por su halo de oscuridad, al que se le relacionaba con el consumo de sustancias, con las fiestas de horas y horas, ahora sea lo que más vende. Quizá por la romantización de las drogas (gracias a series como Euphoria o Breaking Bad) o quizá vivimos tiempos realmente convulsos en los que necesitamos música que nos haga sentir el beat en nuestro estómago.

Pero… ¿No pierde un poco la gracia? Llamadme romántica pero dónde queda esa sensación de adentrarte en un club subterráneo, en el que es imposible hablar o ver más allá de tu pie, donde el dj está a tu altura pero se le respeta tanto que eso no es un problema.

No sabemos qué pensarán The Belleville Three pero por aquí donde se ponga un buen antro que se quiten festivales en la playa. Y vosotros, ¿qué preferís?.