Llevan más de una década entre nosotros pero no les hemos prestado demasiada atención.
Igual que se ha digitalizado el amor con apps para ligar o la comida con aplicaciones de delivery, las e-drugs no son más que la digitalización de los efectos de las sustancias, usadas tradicionalmente, para alterar nuestro cerebro. No hay que fumar ni beber, solo escuchar.
La versión healthy 2.0 del colocón tradicional se presenta en estas sesiones de música de duración determinada (desde un puñado de minutos hasta media hora). Basta googlear un poco para encontrar, a precios muy razonables, este tipo de archivos. Y el mercado es tan variado como el tradicional, hay sonidos que nos causarán efectos de sustancias como marihuana, cocaína, peyote, o lo que queramos experimentar.
¿Cómo se explica esto? Sencillo, las e-drugs son sonidos binaurales que pueden influir haciendo que el cerebro genere ondas capaces de producir relajación, sueño, estados alterados de conciencia o eliminación del dolor, por ello se relacionan con los distintos efectos que causan las diversas drogas tradicionales.
Al parecer nacieron en EEUU pero la globalización ha hecho que rápido cruzasen el charco. Aunque los primeros estudios de sonidos binaurales, con fines terapeúticos, datan desde hace casi más de dos siglos no ha sido hasta este cuando se les ha empezado a dar también un uso lúdico.
Aún no ha pasado el tiempo suficiente para comprobar los efectos secundarios que pueden causar en el cerebro de los usuarios o si dejan algún tipo de secuela, por eso mantienen la etiqueta de sanas. Si bien es cierto que los usuarios confirman que repiten una vez han experimentado con ellas pero no se sabe bien si por dependencia o meras ganas de probar otros sonidos, por tanto otros efectos. Como el que prueba la pizza de cada sabor para decantarse finalmente por su favorita. Sabiendo esto, ¿Te animas a probarlas?
A nivel legal tampoco causan un gran revuelo ya que las autoridades no advierten que sean un riesgo para la salud ni que estén influyendo en el mercado a nivel económico, por tanto no preocupa su regularización a corto plazo.
Hemos pasado de la imagen de un callejón oscuro donde hay un tipo raro que te ofrece de todo, ilegalmente, a que a través de un click, cómodamente, tumbado en tu cama puedas experimentar con tu mente. Eso sí, unos buenos auriculares hacen que la experiencia sea incluso mayor.
¿Qué será lo próximo? ¿Qué vengan de promoción con el siguiente iPhone? Estaremos atentos pero ya os decimos algo y es que, como siempre, la música es la mejor droga.