Fotografía realizada íntegramente por nuestra compañera Candela Ordoñez.
Minifaldas de leopardo, botas que te hacen diez centímetros más alta y blinblin hasta en el tanga. Los alrededores del WiZink Center de Madrid, este sábado 6 de abril, se llenaban de gente con poca ropa y muchas ganas de “mover el culo con el tempo” de los temazos de la más pegá de España. Bad Gyal llegaba a la capital con La Joia 24 Karats Tour. Estaba empezando a anochecer y seguía haciendo un calor de esos que recuerdan a las noches de verano. Los más de 15.000 fans de la artista catalana comenzaban a llenar el recinto por completo tras haber hecho un sold out.
Alba Farelo Solé, conocida como Bad Gyal, pisó el escenario acompañada de su cuerpo de bailarines. Aunque había poca luz, todos la avistaban. Láseres azules, sonidos electrónicos y… “mientras yo lo muevo me pongo a volar” sonaba por los altavoces entre gritos de emoción. No sé qué relucía más: su vestido de brillos, sus botas mosqueteras plateadas o la purpurina que barnizaba su cuerpo. Ella, por su puesto, con su estilo Flow2000. Sus letras imposibles de olvidar y sus forma de mover el culo dejaron afónicos a la mitad de los presentes tras las primeras actuaciones del show. No acababa un tema y ya se mezclaba con el siguiente. Así logró crear un set de casi 40 canciones. Trap, reggaetón y dancehall. Desde las canciones que marcaron sus inicios como Yo sigo igual o Jacaranda hasta todos los temas de su primer disco, La Joia. No dejó indiferentes ni a sus seguidores más antiguos ni a los más nuevos.
Sin carné, Pop pop , Hookah, Mercadona… durante ninguna se oyó un silencio. Ahora sí, el momento en el que más aplausos se escucharon fue cuando Mushkaa y Greta, sus hermanas pequeñas, la acompañaron a interpretar SexeSexy. La canción que publicaron Alba e Irma (Mushkaa) en colaboración hace menos de dos semanas. “Son mis hermanas pero se están dando a conocer por mucho más. Si no las habéis escuchado, vais tarde” advertía Bad Gyal antes de despedirlas con un abrazo.
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Fueron las únicas invitadas de la noche pero a la artista no le hacía falta más gente en el escenario para llenarlo, su presencia era más que suficiente. Junto a sus bailarines, dio un espectáculo a full de movimiento y perreo. Cantó algunas de sus colaboraciones más sonadas como Así soy con Morad, Botta niña con Anitta o Enamórate con Nicki Nicole. Después de dar una performance impecable tocaba sacar su lado más sensible. Cogió el pie de micro y pidió que se alzaran las linternas para recordarnos que “es mejor estar solo que mal acompañado” con su tema Otra vez.
Cuando parecía que había terminado, nos dio lo que más estábamos esperando: Fiebre. Ella puede definirse como una “tía tan normal” pero déjanos decirte, Alba, que el fenómeno que causó escuchar “cuando yo te bailo sé que tú te vuelves loco” en directo fue de todo menos normal. Salir de ese WiZink a las 22:45 se sentía más bien como si estuviese camino al metro para volver a mi casa a las 6:00 de la mañana después de haberme dejado los pies bailando en la pista de una discoteca de Moncloa. Más que un concierto aquello fue un fiestón. Nosotros casi sin poder bajar las escaleras por el cansancio y ella lista para volver a ese mismo escenario al día siguiente. «Si alguien quiere repetir mañana, aquí estamos».
