Según un informe de Living For Live de Live Nation, el 70% de las personas encuestadas prefiere asistir al concierto de su artista favorito antes que pasar una noche apasionada en pareja. El estudio, realizado a más de 40.000 personas de entre 18 y 54 años en 15 países, señala que los espectáculos en vivo se consideran hoy la forma de entretenimiento más deseada, por encima del cine, los videojuegos, los deportes e incluso el sexo.

La tendencia no sorprende si se observa el momento cultural actual. Las experiencias en directo se han convertido en una especie de antídoto emocional: un espacio donde desconectar, conectar con otros y, sobre todo, sentir algo de verdad en plena saturación digital. Aunque el informe proviene de una de las mayores promotoras de conciertos, el debate es interesante y abre muchas variables: ¿importa cuántas entradas tienes para ese concierto? ¿Con quién vas? ¿Y con quién compartirías esa supuesta noche de pasión? Al final, la elección no es solo entre música o sexo, sino entre experiencias y vínculos distintos.

El contexto también invita a la reflexión: figuras como Rosalía han vuelto a poner sobre la mesa que se puede vivir sin sexo y que la soltería no es un problema. Para muchos, la música sigue siendo un refugio emocional, casi ritual.
El estudio revela además que el 85% de los fans afirma que la música define su identidad, mientras que el 84% asegura que las experiencias en vivo son lo que más les hace sentirse vivos. Un dato que refuerza la idea de que un concierto no es solo ocio: es comunidad, memoria, descarga emocional… y, para una parte significativa del público, algo más valioso que el sexo.
La pregunta queda abierta: ¿concierto en directo o sexo? Y, más allá de eso, ¿cuáles son tus condiciones para elegir?
