El calor sevillano no fue impedimento: 75.000 personas llenaron el Estadio de La Cartuja este fin de semana para vivir una nueva edición del Puro Latino Sevilla Fest, que se consolida como una de las citas imprescindibles del verano en Andalucía. Con un cartel encabezado por pesos pesados de la escena urbana como Duki, Bad Gyal, Eladio Carrión, Sech o Juan Magan, el festival volvió a ser sinónimo de fiesta, ritmo y conexión con un público entregado.
Desde las primeras actuaciones del viernes, el ambiente prometía. El joven colombiano Beéle abrió fuego con su mezcla de romanticismo y dembow, seguido de Luar La L, otra de las promesas del género urbano. El escenario se encendió con la aparición de Morad, que convirtió La Cartuja en una extensión de su barrio, y alcanzó uno de sus momentos más esperados con Eladio Carrión, que desplegó un arsenal de éxitos coreados de principio a fin. La noche no bajó el ritmo con las potentes actuaciones de Rvfv, Omar Montes y un De La Rose que continúa ganando público a base de talento y carisma.
La jornada del sábado arrancó con la maestría del veterano DJ Nelson, que puso a bailar a los primeros asistentes antes de dar paso a dos revelaciones latinas: Omar Courtz (Puerto Rico) y Kapo (Colombia), que dejaron claro que el relevo generacional está asegurado.
Pero el auténtico giro de la noche llegó con Bad Gyal, que sorprendió con una actuación más melódica de lo habitual, marcando una posible nueva etapa en su carrera. Cada vez más alejada del uso constante del autotune que la caracterizó en sus inicios, su voz sonó más limpia y cercana, demostrando una evolución artística notable. El momento nostálgico y viral llegó con su icónica peluca azul verdosa, la misma que llevó en el videoclip de Hookah en 2019. Seis años después, verla en escena con ese look fue algo más que una elección estética: pareció una declaración de intenciones. Un guiño a su pasado, sí, pero también la posibilidad del comienzo de una nueva era para la artista catalana, más madura y más versátil.
La noche siguió con un Duki arrollador, que se ganó al público sevillano con un show energético, con más fuego que nunca y piropeando a la capital andaluza cada vez que tenía la ocasión, y cerró con la potencia de dos nombres ya consagrados: Sech y Juan Magan, encargados de poner el broche final con una mezcla de nostalgia, electrónica y frescura.
El Estadio de La Cartuja, convertido ya en el templo del reguetón y el urbano, ha vuelto a demostrar su capacidad para acoger eventos multitudinarios con un despliegue técnico y organizativo a la altura del espectáculo. El público, diverso y entregado, bailó durante dos días con la misma energía con la que se espera que lo hagan en las demás entregas del festival este mes de julio en Almería, Torremolinos y el Puerto de Santa María.
