Desde hace tiempo hablar de Kanye West, también conocido como Ye, viene a ser sinónimo de lidiar con conversaciones delicadas, controversiales y en ocasiones incluso surrealistas. El lanzamiento de la segunda parte de su proyecto colaborativo con el rapero Ty Dolla $ign, VULTURES, ha vuelto a invitar al debate de los fanáticos del hip-hop.
Fue en 2021, con el lanzamiento del décimo álbum del estadounidense –titulado en honor a su madre fallecida, Donda–, cuando veríamos a Kanye en uno de sus últimos momentos de esplendor mediático. Poco después se hizo público su divorcio con Kim Kardashian, y el cómo lo llevo este se vio reflejado en la serie de eventos en los que se vio envuelto a partir de ese momento: desde la ruptura de Yeezy, su aclamada empresa de moda, con Adidas, las polémicas imágenes en Venecia junto con Bianca Censori, los comentarios antisemitas y las adicciones del cantante.
En la entrevista inédita que le hizo Candace Owens –otra polémica figura estadounidense– al de Atlanta en 2022, publicada esta misma semana, hemos recibido una de las pocas alegaciones de West al respecto de sus comentarios contra el pueblo judío: “estaba bajo el efecto de Hennessy”.A esto se le suman unas declaraciones que ha prestado el antiguo jefe de gabinete del intérprete de Heartless, Milo Yiannopoulus, sobre el porqué Kanye ya no es capaz de llevar a cabo de forma exitosa sus ambiciosos proyectos cuando antes enloquecían a las masas.
Al parecer la razón tendría nombres y apellidos: Thomas P. Connelly, dentista de celebridades afroamericanas que según Yiannopoulus se dedica a crearles adicciones para así poder aprovecharse de sus fortunas, tal y como hizo con Ye. Este le habría estado pagando alrededor de cincuenta mil dólares al mes por un tratamiento que consistía en la inducción de altas cantidades de óxido nitroso que podría haber causado daños cerebrales irreversibles al artista. Connelly ha alegado que estas acusaciones son totalmente engañosas.
Lo único que parece seguro en la historia de West es que, tal y como él predecía al inicio de su carrera, la fama –con todo lo que esta conlleva– es lo único que podría acabar con él, y parece que ya ha hecho una mella irremediable.